martes, 22 de febrero de 2011

Unos 13.000 mayores podrían estar sufriendo situaciones de malos tratos en Euskadi



El Departamento de Empleo y Asuntos Sociales ha realizado un estudio sobre la prevalencia de abusos a personas mayores, cuyos datos arrojan la sospecha de situaciones de maltrato pero no hechos confirmados
REDACCIÓN EM 22.02.2011
Unas 13.000 mayores podrían ser víctimas de malos tratos físicos como psíquicos por parte de las personas que se encargan de su cuidado. Es uno de los datos que nos deja el estudio del departamento de Empleo y Asuntos Sociales, el primero de estas características que se realiza en Euskadi. La investigación confirma que las personas con sospecha de padecer malos tratos presentan un menor grado de satisfacción con las relaciones familiares y una mayor presencia de conflictos. Más de la mitad de los encuestados apuntan a un factor psicológico, un 22% sería casos de negligencia y un porcentaje idéntico casos de maltrato físico.
La consejera de Empleo y Asuntos Sociales, Gemma Zabaleta, presentó ante la comisión de Políticas Sociales, Trabajo e Igualdad del Parlamento vasco un estudio sobre la prevalencia de los malos tratos a las personas mayores, cuyos resultados permitirán una aproximación más ajustada a la realidad de este fenómeno. Más allá de la percepción de los encuestados sobre su propia situación, las personas encargadas de realizar las entrevistas han apreciado, además, sospecha de malos tratos en un 1,5% de los casos (lo que supone 8.133 personas).
En total, las situaciones de sospecha de malos tratos -tanto percibida por la persona entrevistada como por la entrevistadora- afectarían a unas 13.000 personas.
El trabajo de campo consistió en un cuestionario dirigido a 1.207 personas mayores de la comunidad autónoma para detectar síntomas de depresión, ansiedad o riesgo de malos tratos por parte de cuidadores o el índice de sospecha de malos tratos. Para determinar esa circunstancia se han considerado elementos como la falta de higiene, problemas de habitabilidad de la vivienda, tristeza, ansiedad, relaciones familiares no satisfactorias o carencia de ayudas técnicas no necesarias.
Los datos del estudio se refieren exclusivamente a la existencia de una "sospecha de maltrato", en ningún caso a hechos confirmados  porque ello exigiría la presentación de denuncia y una evaluación en profundidad de la posible víctima, del eventual responsable de los malos tratos y del contexto de la situación.
Al entrar a analizar la tipología del maltrato, los autores del informe han encontrado que más de la mitad de los encuestados apuntan a un factor psicológico, un 22% sería casos de negligencia y un porcentaje idéntico casos de maltrato físico. No se han encontrado casos de malos tratos económicos. Los profesionales entienden que esta ausencia esconde, sin duda, potentes determinantes culturales y de confianza o de abuso de confianza, que pueden provocar que situaciones de uso del dinero propio en el ámbito familiar no se perciban como malos tratos.
El estudio ha analizado, asimismo, los factores asociados a la sospecha de malos tratos. En este sentido, los resultados no dejan lugar para la duda: el porcentaje de mujeres que perciben malos tratos duplica al de los hombres. Así, del total de las personas que se perciben como maltratadas el 72,6% son mujeres y el 27,4% son hombres.  Esta situación se explicaría por la existencia de una probabilidad mayor de que la mujer maltratada necesite ayuda sociosanitaria, así como una mayor determinación por parte de ésta a la hora de denunciar el maltrato.
La prevalencia de la sospecha de malos tratos percibida por las personas mayores es sensiblemente más alta entre las mujeres (1,2%) que entre los hombres (0,6%), y se da también en mayor medida en las personas de menos edad: si entre quienes tienen entre 60 y 74 años la tasa es del 1,1%; entre los mayores de 75, es del 0,6%. Otro de los factores asociados se refiere al estado civil: en personas mayores separadas o divorciadas es mayor la sospecha de malos tratos así como en las que tienen una peor percepción de su salud o tienen una mayor dependencia de otros para desarrollar las actividades de la vida diaria, tanto básicas como instrumentales. Además, el estudio confirma que las personas con sospecha de malos tratos tienen un nivel de instrucción bajo y también unos reducidos recursos económicos.
También existe una relación clara entre las posibles situaciones de maltrato y las situaciones de ansiedad, ya que un 38% de las personas maltratadas muestran síntomas de esta patología. Estas personas experimentan una calidad de vida sensiblemente más baja que el resto -un 82% frente al 48%-.
El estudio confirma que las personas con sospecha de padecer malos tratos presentan un menor grado de satisfacción con las relaciones familiares y una mayor presencia de conflictos. Igualmente, constatan carencias en lo que a redes de apoyo se refiere con un mundo afectivo y social escaso o, cuando menos, insatisfactorio. Un dato relevante es el que relaciona la sospecha de maltrato con una mayor implicación en el cuidado a otras personas.
Según apunta el estudio, las personas mayores que se perciben como maltratadas han prestado cuidado personal a otras personas con mayor frecuencia que las que no se perciben como maltratadas. Por lo que se refiere al perfil de las personas causantes del posible maltrato, el estudio pone de manifiesto que en tres de cada cuatro casos el responsable es el hombre. En el 50% los causantes son los hijos/as, y en un 25%, la pareja de la persona presuntamente maltratada. Un 41% de los responsables de estos malos tratos padece, por otra parte, una situación de estrés y un 25% presenta problemas psicológicos.
El Plan de acción para las personas mayores que el Departamento de Empleo y Asuntos Sociales va a desarrollar incluirá una importante línea de actuación contra los malos tratos, a través de medidas de sensibilización y concienciación social para garantizar la seguridad de las personas mayores.

No hay comentarios:

Publicar un comentario